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Propósitos de año nuevo
Este proceso inicia puntualmente en los primeros minutos de un año que comienza con las 12 uvas de esta celebración, ¿pero cuántos logran cumplir sus propósitos y cómo lo hacen? O bien, ¿por qué no alcanzamos la meta?
Cada que se acerca el fin de año la motivación al cambio, a mejorar nuestra calidad de vida o simplemente por ser mejores personas, hacemos un alto en el camino y nos queremos comprometer con nosotros mismos.
Este proceso inicia puntualmente en los primeros minutos de un año que comienza con las 12 uvas de esta celebración, ¿pero cuántos logran cumplir sus propósitos y cómo lo hacen? O bien, ¿por qué no alcanzamos la meta?
El doctor José Cruz Rodríguez Alcalá, Subdirector de Posgrado de la Facultad de Psicología y Coordinador de la Maestría de Terapia Breve, explicó que el grueso de las personas se proponen metas que son inalcanzables, lo saben, pero lo hacen porque lo desean.
“La motivación es personal. Las emociones nos pertenecen, tú las generas, tú las construyes; que no sepas cómo manejarlas es otra cosa. Cuando una persona no lograr las metas propuestas, en el fondo, el deseo no es tan fuerte como para comprometerse con dicha meta”, explicó.
Advirtió que en este proceso en la persona puede haber el deseo y necesidad, pero hay factores tan fuertes o que generan satisfacción inmediata que se genera el autoboicot o el autoengaño.
El inconveniente, apuntó el experto de la UANL, es que muchas veces la gente se formula los propósitos como buenos deseos, “pero no están sistematizados, como definir metas a corto, mediano y largo plazo, y no precisan las estrategias o acciones a seguir para cumplirlos”.
Añadió que no se hace esa evaluación y, sin embargo, “como es la culminación del año, que representa el término de una etapa, se hacen los propósitos con una mentalidad muy superficial”.
El experto puntualizó que cuando no se sistematiza adecuadamente y no se planifica el cómo se van a lograr esos objetivos, “resulta que a la primera caída se abandona el propósito”.
Como ejemplo, citó que cuando una persona se propone bajar de peso y en el corto plazo toma de nuevo refresco, ingiere grasas o come en demasía, entonces se frustra y decide no continuar su objetivo.
Resaltó que la formulación de propósitos viables implica tener mucha claridad, si se van a lograr metas a corto, mediano y largo plazo, y luego cómo las voy a conseguir, qué estrategias y cómo va a planificar su vida para alcanzarlo.
Rodríguez Alcalá enfatizó en que la persona debe tener desde el principio bien definido cómo va a lograr las metas, es decir, planear su día, su semana en términos de los propósitos que se formuló, porque si no le concede tiempo a esa situación, no lo va a lograr, y si no lo logra en el primer mes viene una desilusión y abandona la lucha por esos propósitos.
Afirmó que lamentablemente la mayoría se formula propósitos aislados, los cuales no están concatenados o vinculados a otras obligaciones o situaciones que la persona tiene que atender.
Recomendó darse un tiempo donde se esté solo y realizar un ejercicio donde pueda haber una planeación estratégica en su vida, para identificar qué áreas son importantes y cómo va a lograr las metas.
Responsable: Prensa UANL