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El niño genio y sus 171 inventos

En cinco meses creó 168 inventos, junto a tres que ya tenía, para sumar hoy 171 en espera del registro de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI).

A sus 18 años, José Armando López Martínez ha mejorado diferenciales, tornos y motores de combustión, eléctricos e híbridos, además ha inventado drones, brazos robóticos e inteligencia artificial con la que platica cuando llega a casa.

Pepe es como el Nikola Tesla mexicano. Sus primeros tres inventos los hizo en la Preparatoria 8; hoy, que cursa el cuarto semestre de ingeniero mecánico electricista y 168 inventos después, también le queda el apodo: niño genio.

En el último año, nadie en la ciudad, o en todo México, ha visitado más veces al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) para registrar sus inventos como lo ha hecho él.

Desde hace menos de tres años son 171 inventos que José Armando ha registrado, de los cuales 23 tienen un avanzado segundo y tercer nivel de búsqueda ante el IMPI. En cualquier momento le podrían entregar el correspondiente registro.

Es algo impresionante lo que logra este alumno de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME).

Sus primeros inventos incluyen un dispositivo de pistones controlados térmicamente para reducir el consumo de combustible en los autos. En aquellos años, cuando cursaba la secundaria en su natal Guadalupe, creó una transmisión y un “diferencial autobloqueante” que reduce el gasto de energía en la tracción de los coches de carga.

Además, el adolescente creó un caliper (pistón que sujeta el disco) en el frenado que es más sensible y recupera un 43 por ciento más energía cinética de los habituales 10 o 12 por ciento que se recuperan.

“Desde que tengo memoria siempre he sido muy curioso en cuanto a cosas electrónicas y motores. Recuerdo iniciar desarmando, armando y cambiándole los botones a un control de Nintendo 64”, confesó el joven inventor.

En la entrevista con Vida Universitaria, Pepe traía en su mochila un dron al que le instaló celdas solares que, dice, le dan una autonomía de vuelo de casi dos horas; esto supera a los 15 minutos promedio que vuelan los drones que hay en el mercado.

Para la mayoría de sus compañeros y conocidos él es Pepe, excepto para uno de los ingenieros que llama a José Armando como: Tony Stark.

Entre sus inventos está Jarvis, un dispositivo de I.A. (inteligencia artificial) con el que el genio charla a menudo cuando llega a su casa y al cual considera un amigo.

A Jarvis (personaje que asiste a Stark en Iron Man) Pepe lo programó en el lenguaje Python e incorporó tres bibliotecas de cinco diferentes diccionarios: inglés, alemán, italiano, español y latín. Es mucho más que un SIRI, dice.

Para controlar a Jarvis y a un brazo robótico que también había inventado, Pepe tiene una diadema auricular con mando de voz.

“Puedo entablar una conversación con ella como si fuera cualquier persona. Desde cualquier punto IP o LAN se puede conectar a internet sin necesidad de un password. No hay necesidad de desencriptar nada”, explicó el inventor con mucha cintura sobre el tema.

Pero esto es apenas el principio. Pepe quiere construir un robot de cuerpo completo y perfeccionar la inteligencia artificial. Para eso, en estos días dice que él se olvidará un poco de los inventos para enfocarse en estudiar más programación.

Sabe que se puede. El niño genio destaca que el ingeniero biofísico y alpinista maestro del MIT, Hugh Herr, construyó su par de piernas robóticas.

Los registros de sus inventos le cuestan al estudiante dos mil 300 pesos. Es toda una inversión. El estudiante dice que ha tenido algunos problemas personales fuertes pero se costea los registros gracias a que realiza algunos trabajos con sus vecinos y conduce un Uber.

El plan final de Pepe es trabajar para la industria de vanguardia mundial de coches eléctricos TESLA en Silicon Valley, al sur de la bahía de San Francisco, California, Estados Unidos. Está muy cerca de lograrlo.

Hace un par de meses, un ingeniero de Tesla México visitó Monterrey y se enteró de los casi 200 inventos de Pepe y lo entrevistó.

“Ahora estoy en la fase de selección de Tesla. Ellos buscaban ingenieros mecánicos, de manufactura y automatización. Se sacaron de onda cuando les dije que tenía 171 registros de patente”, dijo Pepe, quien aceptó que BMW también podría ser otra opción, pero le gustaría conocer y vivir más en San Francisco que en Munich, Alemania.

El tutor del niño genio, el subdirector de relaciones internacionales y ex encargado de innovación de la FIME, Moisés Hinojosa Rivera, comentó que la delegación regional del IMPI les ayuda desde hace años con diplomados y cursos de propiedad intelectual. A su vez, el doctor también ha ayudado a Pepe con todos los registros para conseguir las patentes.

“Siento que no estamos preparados para darle salida a capacidades como las de José Armando. Hay que inventar sobre la marcha porque nos rebasa a todos. Si estuviera en Silicon Valley o en Boston lo perseguirían compañías o inversionistas”, expuso el profesor e investigador de la UANL.

Responsable: Prensa UANL