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Honran a Rossini con su “Stabat Mater”

El Director concertador Lanfranco Marcelletti condujo la Orquesta Sinfónica de la UANL y el Coro Filarmónico de la UNAM, a través de esta obra musical litúrgica, junto a las voces solistas de la soprano Yvonne Garza, la mezzosoprano Rocío Tamez, el tenor Enrique Guzmán y el bajo-barítono Carsten Wittmoser.

Al conmemorarse el 150 aniversario luctuoso del compositor italiano Gioachino Rossini, su obra permanece vigente. Así lo constató el público que llenó la Gran Sala del Teatro de la Ciudad al vibrar con la obra musical Stabat Mater, en una gala de orquesta, coro y voces solistas.

El Director concertador Lanfranco Marcelletti condujo la orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León y el Coro Filarmónico de la UNAM, a través de esta obra musical con forma de secuencia litúrgica sobre unos versos tradicionales católicos del siglo XIII, estrenada en el Viernes Santo de 1833.

La noche del jueves 11 de octubre fue una de las pocas ocasiones en que se escuchó en Monterrey de forma completa esta creación maestra de repertorio coral sagrado, desde la introducción llamada Stabat Mater dolorosa, a la pieza número 10, Final In sempiterna saecula. Amen.

Solemnes y sutiles fueron las voces invitadas de la soprano Yvonne Garza y la mezzosoprano Rocío Tamez, así como la del tenor Enrique Guzmán y la del bajo-barítono Carsten Wittmoser.

La participación de los solistas, implacable y nítida, destacó los versos que originalmente se encuentran en latín.

Por esta razón, el contrapunto del Stabat Mater une al coro con los solistas en profundidad y emoción melódica.

Este evento fue parte de un proyecto especial de fusión entre la Universidad Autónoma de Nuevo León, Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (CONARTE), la Orquesta Sinfónica de la UANL y la Fundación Ildefonso Vázquez Santos.

El evento se llevó a cabo la noche del jueves 11 de octubre fue un espectáculo de voz y orquesta en el Teatro de la Ciudad.

 

La obra:

  • Se trata de una pieza de los tiempos de máxima madurez del compositor italiano que no fue, precisamente, prolífico en obras religiosas, sino en óperas y música profana.
  • Gioachino Rossini compuso el Stabat Mater gracias a la petición del canónigo Manuel Fernández Varela, quien era amigo de un amigo cercano a Rossini llamado Alejandro Aguado.
  • Bajo la condición de que la obra sería de uso personal de Varela, Rossini accedió a realizar la composición por su amistad con Aguado.
  • Rossini trabajó en el Stabat Mater y, para el verano de 1832, ya había completado la introducción, así como los números 5,6,7,8 y 9 ( la obra posee 10).
  • Después de eso, se sentía incapaz de terminar por lo que pidió ayuda a su amigo y compositor boloñés Giovanni Tadolini y se estrenase, en 1833, en el viernes santo.
  • Tras la muerte de Varela, en 1837, el Stabat Mater fue vendido.
  • Rossini, a pesar de padecimientos depresivos, recuperó el Stabat Mater y completó los números que le había adjudicado a Tadolini.
  • En 1842, con el Stabat Mater completo de Rossini se estrenó en París.
  • El Stabat Mater de Rossini es parte de una tradición muy importante, no sólo italiana, pero en particular todos los grandes compositores se han enfrentado a este texto. Es una oración medieval tan efectiva, tan dramática en algunos aspectos, que ha fascinado a muchos compositores.

 

Responsable: Prensa UANL