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Proyecto Urbano Canadá; una ciudad dentro de otra
Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León participan en el proyecto urbanístico Canadá, que contempla torres habitacionales, centros comerciales, hoteles, áreas recreativas, unidad de salud, sobre un área de 70 hectáreas, al norte del área metropolitana.
El que se pensaran ellos como habitantes del mismo proyecto y debatieran hasta el más mínimo aspecto del complejo habitacional, recreativo y comercial, fueron las fortalezas del equipo 11, ganador del concurso Proyecto Urbanístico Canadá.
En esto coincidieron el inversor y los jurados del concurso que organizó la Facultad de Arquitectura, donde participaron 19 equipos de estudiantes del sexto semestre que cursan el Taller de Proyecto Urbano I, en el ciclo enero-julio 2017.
La idea del contador público Mario Fernández Quiroga, inversionista del grupo inmobiliario ORVEN, fue que concursaran equipos de estudiantes de la UANL con propuestas para hacer realidad el proyecto urbanístico de 70 hectáreas de diámetro y que se ubicará en el cruce de la carretera Laredo y el Río Pesquería, al noreste del municipio de Escobedo.
En Canadá el plan es construir todo un complejo urbano que incluya edificios de importante densidad, áreas comerciales y recreativas. El inversor dijo estar en charlas con un grupo hotelero y también piensa en regenerar el Río Pesquería.
Los jurados del concurso fueron el arquitecto y urbanista Guillermo Cortés Melo, el inversionista Alberto de la Garza Evia y el arquitecto Guillermo Godínez.
El equipo ganador lo integran Carlos Alberto Montemayor Torre, José Luis Anastacio, Ana Sofía Canales, Ricardo Delgado, María Guadalupe Gaytán, Alejandro Gutiérrez, Luisa Fernanda Juárez, César Enrique Macías, Sara Margáin, Milton Arturo Núñez, Luz Jimena Vélez y Asael Zamarrón.
Ellos se repartirían los 60 mil pesos que el concurso estipulaba para el primer lugar.
“Estoy realmente impresionado del trabajo que hicieron los muchachos. Está muy por arriba de lo que estimamos. Es mucha la calidad del trabajo para integrar conceptos de ellos al proyecto que ya teníamos”, expresó Fernández Quiroga en entrevista mientras el jurado deliberaba quién sería el equipo ganador.
El capitán de la empresa, con cincuenta años en el negocio inmobiliario, comentó que el proyecto costaría aproximadamente entre 20 y 30 mil millones de pesos. Pero tardará entre 20 y 25 años en terminarlo en su totalidad.
En tanto el arquitecto Guillermo Cortés Melo comentó que elegir al equipo ganador fue una decisión difícil pues los tres primeros lugares tenían esquemas de conjunto muy interesantes y legibles para las personas que vivirían ahí.
“Son muy orgánicos los tres. El ganador supo valorar las carreteras y otras ventajas de la zona, además que era fácilmente legible para los ciudadanos”, expuso el especialista.
En tanto Juan Manuel Martínez Zúñiga, maestro y coordinador del equipo de estudiantes, destacó que dentro del proyecto priorizaron la conciencia entre los estudiantes por ser sujetos que realmente vivirían en el proyecto urbanístico.
“Muchas veces los alumnos diseñan como arquitectos y no son conscientes que ellos también son usuarios. Al hacer conciencia y visitar el espacio, tienen mejores expectativas para diseñarlo”.
El alumno Carlos Alberto Montemayor Torre, quien fue el elegido por sus compañeros para presentar el proyecto en el auditorio Joaquín A. Mora, considera que en su proyecto se notó el trabajo de estudiar el lugar y la dedicación, tiempo, el consenso, la argumentación y la elección de cada detalle lo que los hizo destacar.
“Creo que les gustó el cómo propusimos el terreno y las intenciones para la vivienda. Entre todos lanzábamos una idea y la discutíamos, aquello que se consideraba que tenía más fortaleza era la que nutríamos y la complementábamos sin afectar el contexto”, relató.
Si bien reconoce que lo más difícil fue ponerse de acuerdo como equipo en el tema del diseño, coincide con el jurado, su maestro y el inversor en que todo el tiempo se pensaron ellos mismos como sujetos que les gustaría vivir ahí.
“Nos gustó mucho y consideramos mucho vivir ahí. Pensamos en lo que queríamos tener nosotros para vivir ahí. Propusimos ideas y argumentamos el porqué sería lo mejor cada detalle y que sea posible; era crear límites, que se pudiera crear, que fuera posible”.
Responsable: Prensa UANL