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Títeres de ayer y hoy
Dentro del Festival Alfonsino 2016, la UANL, en coordinación con la Secretaría de Extensión y Cultura, realizó un homenaje a Baúl Teatro, la compañía de títeres más representativa en la región norte del país.
Niños pequeños poco a poco van poblando la sala del Teatro Universitario de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Algunos están muy pequeños y aún no comprenden las imágenes que se proyectan en el escenario.
Ahí, un hombre y una mujer aparecen vestidos con trajes estrambóticos y chistosas máscaras en compañía de unos monitos curiosos.
Esta pareja son Elvia Mante y César Tavera, los directores y fundadores de Baúl Teatro, la compañía de títeres más representativa de Nuevo León. El domingo 22 de mayo la compañía celebró su tercera década y lo hicieron en el marco del Festival Alfonsino 2016.
Para los adultos, ver la retrospectiva de fotografías nos hizo recordar aquellos años de infancia, cuando fue casi seguro haber tenido contacto con Baúl Teatro, ya fuera que éstos visitaran a la escuela o los niños fueran a la Casa de los Títeres, ubicada en el Barrio Antiguo, Jardón #910.
Pero lo que los niños querían ver era la acción, la magia de aquellos que manipulan muñequitos y arrancan risas y asombro. Llegó la tercera llamada. El personal del teatro instaló la pequeña carpa donde las maniobras técnicas e histriónicas espolvorean polvos mágicos.
Los ojos de los pequeños se adaptaron pronto a la oscuridad cuando salió Tavera al escenario. El artista pronto hizo conexión con los asistentes y, para sorpresa de todos, informó que revelaría un misterio.
Tavera quitó la manta que cubre el teatrino, lugar donde se desarrollan las actividades de los títeres, para dar paso a la verdad. Aunque el público podía ver el entramado de la obra ─lo físico, que está detrás─, no dejaba de atender la obra en sí; es decir, la narrativa, la historia del señor Guiñol y su hijo Guillermo, quienes preparaban un viaje para visitar al abuelo.
Durante esta jornada de viaje, padre e hijo se encuentran con situaciones muy cómicas y hasta peligrosas, pues ratones y fieras salvajes se entrometen en el camino.
¡Un ratón, un ratón!
Cuando de pronto, en el bosque apareció un títere ratón, las voces de los niños se dejaron sentir al acusar la situación. Es sorprendente ver cómo los infantes siguen asombrándose y concentrando su atención en la fantasía, pese a que la tecnología de la actualidad, los gadgets y otro tipo de distracciones parecen ser su foco de interés.
Pero, más sorprendente es ver cómo los adultos también disfrutaron de las peripecias de la familia Guiñol, constatando que dentro de cada uno de nosotros nunca deja de vivir un niño.
Al finalizar la función, el Secretario de Extensión y Cultura de la UANL, José Garza Acuña, pidió a los niños asistentes pasar al escenario y entregar un reconocimiento a los integrantes de Baúl Teatro ¿quién mejor para reconocer el trabajo de un titiritero?
Responsable: Prensa UANL