Regresar

Compartir:

UANL edita libro sobre olores de Monterrey

Bajo el título “Malos olores. Aromas corruptos, malsanos hedores y otros virulentos humores en la historia de los regiomontanos”, el antropólogo Enrique Tovar Esquivel recapitula la memoria olfativa de la ciudad.

Es posible reconocer a una ciudad a través de sus olores; al percibirlos en barrios, fábricas, mercados, jardines o banquetas, los olores se convierten en un elemento de identidad, al final evocativo y referencial, que forma parte de los recuerdos personales de sus habitantes.

Hoy, tras una investigación de más de dos años en diferentes archivos y fuentes bibliográficas, el antropólogo Enrique Tovar Esquivel consigue desarrollar esta memoria olfativa, con presencia de varios siglos en Monterrey.

El trabajo, considerado inusual dentro de la historiografía regional, se centra en un mal olor que el autor considera dentro de un mundo simbólico, y que es capaz de definir la vida de sus habitantes y de sus espacios urbanos.

Bajo el título Malos olores. Aromas corruptos, malsanos hedores y otros virulentos humores en la historia de los regiomontanos, la obra se publicó dentro de la colección Documentos de la Dirección de Editorial Universitaria, y se presentó el jueves 14 de marzo de 2019 en la sala “Juan Manuel Elizondo” de Colegio Civil Centro Cultural Universitario durante la novena edición de la Feria Universitaria del Libro UANLeer.

La presentación contó con los comentarios de la investigadora Lydia Espinosa Morales y del arquitecto Juan Manuel Casas.

Al preguntarse ¿para qué una historia de los olores?, la profesora universitaria Espinosa Morales señaló que, abordar esta carga odorante, permite hacer muchas lecturas que permiten al lector adentrarse en una historia social, cultural y de la vida cotidiana.

“Es una historia que puede fascinar: desde cómo percibían los conquistadores los olores de los indígenas, hasta el desarrollo de la ciudad que conlleva el crecimiento de los desechos, las concepciones de higienes y la traza urbana”.

Explicó que el olor está relacionado con los espacios y actividades de sus habitantes: hedores emanados de casas, tenerías, rastros y cementerios.

“El capítulo denso dedicado a los desechos corporales, Tovar Esquivel lo maneja con cierto humor”.

Señaló que el libro dispone de un amplio respaldo gráfico: “hay cosas sensacionales como las escupideras, esas especies de floreros que veíamos en la casa de nuestros abuelos”.

Por su parte, Juan Casas reconoció que el tema del libro puede dar pie a burlas o bromas, “pero es un tema que se necesitaba escribir y qué mejor que se haya hecho con la solvencia de la investigación de Tovar Esquivel”.

“Este libro aclara muchas cosas de la ciudad, no es un tema risible, es muy interesante y fácil de leer, al final yo me vi capturado por el tema”.

El autor, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia y miembro del Sistema Nacional de Investigadores del Conacyt, explicó que el interés por abordar este aspecto de la memoria de la ciudad surgió a raíz de una historiografía francesa sobre perfumes y miasmas.

“No descubrí el hilo negro, pero la virtud de la obra radica en que habla de esta ciudad, donde todavía hasta los años treinta, los animales caminaban por las calles arrojando sus desechos”.

Responsable: Prensa UANL